El ciclón de 1926 dejó un sello indeleble en la historia de esta ciudad, que persistirá aun cuando algunos testimonios físicos de aquella tragedia, como los restos del muelle viejo, arrasado por el temporal, o el imponente edificio del Banco Mercantil, convertido posteriormente en oficina de Correos, desaparezcan definitivamente como consecuencia de la construcción de la represa de Yacyretá.
El ciclón de 1926 fue una dura experiencia que provocó cientos de víctimas, se calcula que más de 300 personas murieron y 500 resultaron con heridas diversas. Familias enteras murieron cuando sus viviendas se les desplomaron encima.
La trágica jornada, según los diferentes relatos de testigos publicados en diarios de la época, reunidos en un excelente material elaborado por Julio Sotelo, en su obra “22 de Septiembre FBC. Un siglo en la historia”, comenzó alrededor de las 18:00 cuando el cielo, que horas antes estuvo iluminado por un intenso y radiante sol, se tornó de un color plateado y oscuro, desatándose una fuerte tormenta que sorprendió a la mayoría de los habitantes en sus casas.
Los vientos huracanados afectaron solamente un sector de la entonces llamada Villa Baja, pero destruyó todo a su paso. Abarcó una franja de aproximadamente 400 metros de ancho, desde el río en dirección noreste. Los habitantes de la Villa Alta, así como los de un barrio cercano conocido como “Riacho”, ni se percataron de lo que había pasado sino hasta después de que se dio la voz de alarma.
A más de ocho décadas de aquel episodio, los testimonios físicos que todavía quedan en pie desaparecerán definitivamente bajo las aguas del futuro lago de Yacyretá, como también las enormes columnas de lo que fue el muelle y el atractivo e imponente edificio de Correos, que seguramente será demolido.
Lo que no pudo destruir el ciclón finalmente será destruido por la desidia de las autoridades y el desinterés de la comunidad por rescatar su patrimonio histórico y preservar su historia.
Acá en texto completo: http://archivo.abc.com.py/2008-09-22/ar ... apercibido
Fotos:


Todavía no puedo creer la suerte que tuve con la última foto, el hotel que se ve atrás era de mi bisabuelo.